TIPOS CASTIZOS

Tal como hoy nos podemos encontrar con distintas tribus urbanas; punkies, roqueros, rastas, pijos, en el Madrid castizo pululaban diferentes tipos de personajes que actualmente forman parte del “casticismo” de Madrid.

Estos no eran personajes imaginarios de los sainetes o de las zarzuelas, sino tipos reales al igual que hoy lo son los individuos de las distintas tribus urbanas. Y al igual que a estos, no se los podía confundir o llamar con el nombre de alguno de los otros.

Estos tipos fundamentalmente dependían del “barrio” en el que se habían criado y vivían. Generalmente eran de origen humilde, y adoptaban una vestimenta particular así como un determinado comportamiento social. Todos ellos se diferenciaban en los colores y cortes de sus trajes y en las formas de las patillas y tupés. De manera estereotipada, los tipos castizos pueden dividirse en:

  • MAJOS Y MAJAS (mediados de los siglos XVIII – XIX):

Los Majos aparecen sobre 1760 y eran algunos de los habitantes del Madrid de 1800 inmortalizados por D. Ramón de la Cruz que los hizo personajes de sus sainetes por su tipismo y desparpajo. Eran vecinos del barrio de Maravillas, hoy Malasaña.

Más tranquilos que los demás, gustaban de vidas más sosegadas y desempeñaban empleos gremiales y en horarios fijos: zapateros, carpinteros, empleados de comercio… De apariencia más cuidada, su vestimenta típica era la coleta y redecilla, calzas y chupetín (chaquetilla estrecha larga con solapa  vuelta) para los hombres,  y redecilla, corpiño ajustado y escotado con camisa y falda de vuelo con mandil, para las mujeres.

Los Majos eran partidarios de las artes amatorias y de la Milicia. Valientes, pero no temerarios como algunos de sus convecinos de otros barrios, sin embargo fueron los protagonistas en la defensa del cuartel de Monteleón el 2 de Mayo. Los bailes típicos de los madrileños de esta época, eran el bolero, seguidilla y la jota goyesca.

  • MANOLOS Y MANOLAS (mediados de los siglos XVIII – XIX):

Los Manolos – apodo familiar de Manuel y nombre obligado del primogénito en las familias de judíos conversos- eran vecinos el barrio de Lavapiés y expandían el casticismo de la “manolería” por todas sus calles y plazas.

Aristócratas de lo popular y de carácter fanfarrón, se dedicaban a oficios que no llevaran implícito demasiado sometimiento (aguadores, zapateros, taberneros, carniceros, caleseros, empleados de comercio, mozos de cordel…) y eran amantes de las algaradas y los amoríos sin complicaciones.

Vestían chaquetilla estrecha y corta con muchos botoncitos, chaleco abierto con igual botonadura, camisa bordada, doblado el cuello y recogido con una pañoleta. La faja encarnada o amarilla normalmente, el pantalón ancho por abajo, media blanca y zapato corto y ajustado completaban el vestuario.

La Manola llevaba trenza en el peinado y mantilla. Eran las clásicas fruteras, floreras y cigarreras con gracia, donaire y desenfado.

  • CHISPEROS Y CHISPERAS:

Vecinos del barrio de Chamberí y la zona de Barquillo eran llamados así por ser los trabajadores de las herrerías, situadas por aquel entonces en la zona de las Salesas y alrededores. Además de conocer los secretos de la fragua, trabajan muy bien la madera.

Aficionados los chisperos a la tauromaquia (muchos trataban de triunfar en ese mundo), tenían fama de ser muy aventureros por lo que también fueron guardaespaldas de políticos, chulos de taberna y guaperas de mancebías.

Dominadores del desparpajo y la chulería se hicieron querer por algunas de las más hermosas mujeres de la aristocracia madrileña. Goya los pintó en sus cartones ataviados con sus chaquetillas, pantalones hasta debajo de la rodilla y calzas (atuendo del que proviene el actual “traje de luces torero” y en ellos deja traslucir su admiración por esos personajes

  • CHULAPA Y CHULAPÓN:

Ellas también conocidas por Chulapas o Chulaponas. La Chulapa aparece por primera vez en 1.839. Son las típicas planchadoras de las Cavas, alegres y felices. Llevan claveles dobles y mantón con flecos.

El Chulo viene a ser una compilación de los tipos anteriores pero con un toque de golfería, que en  ocasiones, rondaba el mundo de la delincuencia. Había chulos de baile, chulos de mujeres de mala vida, chulos de barrio…, pero su forma de vestir era siempre el mismo; grave, sentencioso, rígido, con pantalones abotinados y su pañuelillo siempre rojo o blanco liado al cuello y su particular forma de andar. Reflejado perfectamente en el “Pichi” de las Leandras.

  • ISIDROS:

Finalmente tenemos otro personaje, si bien este ya no pertenece a la “gente guapa”; son los Isidros.

Llamar a alguien Isidro era sinónimo de paleto, palurdo, porque eran los hombres del campo que llegaban a Madrid especialmente por la celebración de la Fiesta de San Isidro.

Venían con sus paveros de alas, sus trajes de pana y el refajo, generalmente cargados con productos del campo y de matanza, bien para los familiares que vivían en Madrid o para trocar a cambio del hospedaje en los mesones de las Cavas.